«La cultura de la transparencia tardará en permear en la sociedad canaria y la española»

TIEMPO DE CANARIAS | THALÍA BELLO

Noticia reproducida de: https://tiempodecanarias.com/entrevista/politica/la-cultura-de-la-transparencia-tardara-en-permear-en-la-sociedad-canaria-y-la-espanola

Llega al despacho con gran nerviosismo, no por la presión que podría suponer una entrevista y ese temor a las preguntas incómodas de un periodista, sino por las ganas de expresar todo el conocimiento que atesora. Se apresura por atenderme, eso sí, no sin antes saludar a todos sus compañeros y compañeras, ya que quedan muy pocos días para que aquel lugar lleno de un gran equipo humano, estanterías y numerosos papeles dentro del Parlamento regional deje de ser su trabajo habitual para dedicarse plenamente a su merecida jubilación. 

Daniel Cerdán, periodista de corazón –sí, de corazón, porque se le nota la pasión y el cariño por esta profesión en sus palabras y en su mirada–, ha afrontado la ardua labor de dirigir el Comisionado de Transparencia de Canarias durante nueve años desde que se inauguró en 2015, siendo el primer órgano de este calibre en toda España. Una tarea nada fácil y que ha estado precedida por un largo bagaje, tanto en los medios de comunicación como en las administraciones públicas canarias, que le han permitido lograr hitos tan importantes  para las Islas en este departamento como el Índice de Transparencia de Canarias o el sistema de evaluación ‘T-Canaria’, aunque reconoce otras buenas ideas se quedan ‘en el tintero’. Sin embargo, a pesar de la mejoría de este aspecto en el territorio regional, Cerdán lamenta que «la cultura de la transparencia tardará en permear en la sociedad canaria y la española».

Daniel Cerdán, Comisionado de Transparencia de Canarias, posando para TIEMPO DE CANARIAS en el patio del Parlamento de Canarias. / Thalía Bello

Lo primero, darle la enhorabuena por esos nueve años de andadura al frente del Comisionado de Transparencia de Canarias, que se dice pronto. ¿Cómo resumiría su experiencia desde que entró al cargo hasta la actualidad?

Mi experiencia ha sido que me encontré justamente en este mismo despacho, hace ya nueve años, en el Parlamento. Como era una institución que no existía, aunque somos un órgano auxiliar como la Audiencia de Cuentas, el Consejo Consultivo o el Defensor del Pueblo, decidieron crear el Comisionado de Transparencia de Canarias aquí. Empecé sólo aquí y luego fui incorporando a mi equipo, que en un primer momento fueron sólo dos o tres personas; al que se unieron pronto un grupo de tres becarios que ayudaron mucho, sin el cuál no hubiéramos podido tirar para adelante en los tres años siguientes.

Luego, progresivamente, fuimos creciendo y desarrollando lo que yo llamo la ‘singularidad’ del Comisionado de Transparencia de Canarias, que es que, además de resolver las reclamaciones por derecho acceso a los ciudadanos –que han superado las 3.500 en todos estos años–, incorporamos también masivamente la evaluación de los portales de transparencia como obligaba la ley.

Por tanto, se creó un Servicio de Evaluación que empezó a analizar a las 98 instituciones principales canarias y, luego, a todo su sector público dependiente y empresas públicas, un total de 340 aproximadamente. Hace cuatro años extendimos esa evaluación también a todo el conjunto de las más de 4.400 entidades privadas que reciben más de 60.000 euros de los gobiernos, cabildos o ayuntamientos, las cuales también están obligadas a tener un portal de transparencia muy pequeño, de apenas 16 obligaciones informativas. 

Fruto de eso, hemos sido reconocidos por nuestra labor con varios premios, y eso es una satisfacción que uno se lleva de aquí. Sin embargo, de todos ellos, el más importante es el Premio de Innovación en la Gestión Pública que nos dio hace pocos años el Ministerio de Administraciones Públicas, y que de alguna manera viene a reconocer no solamente que hayamos sido los primeros del país, sino también el haberlo hecho con muy pocos medios y colaborando con la carga de datos de 3.000 personas de todo el Archipiélago que han hecho las declaraciones y nos han permitido a nosotros estructurar todo un mapa de niveles de cumplimiento.

Ahora, que se cumplen diez años desde que se creó la Ley de Transparencia, creemos que es el momento de señalar que la gente no puede considerar que es transparente porque en su portal tienen un cinco o un seis. Todos aquellos que estén por debajo del siete no son suficientemente transparentes y sólo los son los que sacan una magnífica nota, que ahora está entre un nueve y un diez.

Eso en lo que respecta a los portales, pero cabe decir que muchas instituciones sacan en portada su nota de transparencia, diciendo que tienen un nueve o un diez y nos parece que ese beneficio reputacional es importante; pero hay que recordar que la transparencia son dos cosas: tener un buen portal y responder a los ciudadanos cuando te preguntan. Y en eso, a veces, incluso las entidades que tienen un diez de nota fallan, porque no responden a los ciudadanos.

El Comisionado de Transparencia de Canarias, Daniel Cerdán, en su despacho ubicado en el Parlamento regional instantes antes de comenzar la entrevista con TIEMPO DE CANARIAS. / Thalía Bello

Además de esa falta de recursos, ¿qué otros obstáculos se encontró al llegar al cargo y en qué punto se encuentra en este momento este organismo ahora que cede su puesto?

Al principio, el Consejo de Transparencia Estatal también comenzó con dos personas: la presidenta y un primer funcionario, que se encontraron que no tenían ni edificio. Tuvieron que alquilar en Dependencias de la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal), que es otro órgano de control, y empezaron a montar su equipo con grandes dificultades para cubrir plantilla.

Pues lo mismo ocurrió aquí, como todos al principio, que siempre es difícil, pero también lo he reconocido siempre: tenido la suerte de que la Mesa del Parlamento de Canarias, los secretarios generales y los sucesivos presidentes han entendido que, cuanto más avanzábamos el trabajo, había que ir reforzándolo con puestos de trabajo.

“Yo siempre digo que cuando pueden saber lo que hacemos, lo hacemos mejor”

No a grandes niveles, porque ahora mismo los ocupados son ocho y el costo –aunque algún partido, incluso, lo ha cuestionado– que tiene para Canarias una evaluación y control de una entidad es de 0,39 céntimos por habitante. Un costo que me parece perfectamente asumible, sobre todo sabiendo los beneficios que tiene la transparencia, aunque no se notan inmediatamente, sino a largo plazo. Yo siempre digo que cuando pueden saber lo que hacemos, lo hacemos mejor.

Entonces, a largo plazo, la transparencia induce a un mejor comportamiento público, más eficiencia en el control de los recursos… Pero eso no se ve en el día a día. De hecho, aquellos países que tienen una larga tradición en transparencia, sobre todo los nórdicos, tienen diagnósticos que demuestran que sus administraciones son más eficientes; precisamente porque son constantemente escrutadas y vigiladas.

De todas las acciones que ha desarrollado el Comisionado de Transparencia de Canarias en todos estos años y bajo su mandato, ¿qué medidas o iniciativas destacaría?

Precisamente, poner en marcha el Índice de Transparencia de Canarias, que es único en España, con el que logramos las 340 evaluaciones a todo el sector público de las Islas. Esto ha dado lugar a que todas ellas hayan llegado a unos niveles de transparencia aceptables, aunque no estamos tan satisfechos ni podemos decir que se cumple el derecho al acceso a la información porque todavía hay muchas instituciones que responden con silencio administrativo a los ciudadanos.

Asimismo, cabe destacar que los ciudadanos hicieron desde 2016 una media de 18.000 preguntas al conjunto de Administraciones públicas, y prácticamente una de cada seis llegó al comisionado, de las cuales el 80 % se estimaron obligando a la administración a entregar la información requerida. Por ende, estamos más satisfechos en el trabajo realizado en publicidad activa, ya que se han producido reconocimientos importantes, siendo el que más nos enorgullece el que nos dio el Ministerio de Administraciones Públicas y que sólo en el territorio lo posee el Instituto de Astrofísica, con lo que eso significa. 

Por tanto, nos enorgullece que nosotros, siendo un equipo pequeñito, hayamos programado uno de los mejores programas informáticos de sistema de evaluación llamado ‘T-Canaria’ por un valor de 40 y 60 mil euros en varios años. Un programa que ha sido ejemplar y ha llegado a ser utilizado en Murcia, en Navarra y también está establecido en la Comunidad de Madrid. Creo que eso ha sido nuestra mayor satisfacción, aunque nos queda la espina de no haber conseguido un mayor nivel de respuesta de las instituciones de los ciudadanos. Por lo tanto, ahí queda una tarea pendiente por la que seguir peleando.

Otra de las fotografías tomadas a Daniel Cerdán, Comisionado de Transparencia de Canarias, en el patio de la Cámara regional. / Thalía Bello

En relación con esto último que me comenta, ¿qué otras medidas se quedan en el tintero? ¿Qué es lo que más necesita ahora mismo el Archipiélago en materia de transparencia?

Precisamente eso, el cumplimiento del derecho al acceso a la información, así como de la respuesta de las preguntas que los ciudadanos hacen y no siempre obtienen. Sabemos que no es cómodo y no es simpático, pero estamos planteando para las futuras regulaciones de la Ley de Transparencia, tanto la canaria como la estatal, el contemplar multas coercitivas para aquellas responsables máximos de transparencia en las corporaciones cuando incumplan, sobre todo, el el derecho de acceso a la información o la entrega de la información.

Con ello, confío en que simplemente sea una medida de incentivo porque la única comunidad donde está establecida esta normativa, que es en Navarra desde la modificación de la Ley de Transparencia en el año 2018, no se ha puesto ni una multa. No hay incumplimientos porque la gente sabe que le pueden multar y eso a nadie le gusta. Estoy seguro de que esta iniciativa dinamiza mucho más la entrega de las preguntas a los ciudadanos y espero que, más tarde o más temprano, se lleve a cabo.

Entonces, por lo que me comenta sobre esa alta demanda ciudadana, parece que la población le ha dado más importancia a la transparencia de las instituciones con el paso de los años. ¿O me equivoco?

Yo creo que, aunque está bien pensar que la gente está muy preocupada por la transparencia, lo cierto es que sólo se han registrado cerca de 18.000 preguntas en nueve años, lo que suponen una media de seis preguntas al día entre las 345 entidades. Eso es muy poco. Es cierto que la transparencia nació como una respuesta revulsiva ante los casos de corrupción que había en aquellos años, entre el 2010 y 2015, pero ahora no está siendo utilizada como es potencialmente utilizable a pesar de la gratuidad y la sencillez para preguntar.

Y es que nada más se necesita el certificado electrónico, como cuando hacemos la declaración de la renta. Es una lástima, porque yo siempre he dicho que la Ley de Transparencia convierte a los ciudadanos en periodistas, ya que les permite hacer lo que hasta ahora hacíamos nosotros: preguntar en ruedas de prensa, que eso empodera mucho al profesional. Sin embargo, los ciudadanos no tienen que esperar a una rueda de prensa para hacer las preguntas, sino que las obtienen por esta vía y además son exclusivas.

Pero esa costumbre no se ha extendido y es algo que siempre recuerdo al público en general porque, las nuevas generaciones no, pero quizás la gente más mayor aún tienen en su cabeza esa manía que tenían nuestros padres de decirnos ‘niño, no preguntes’. La cultura de la transparencia, en ese sentido de la inhibición a preguntar, tardará en permear en la sociedad canaria y la española. Además, solo llevamos diez años de recorrido de transparencia gerente a otros países que llevan desde los años 60, es decir, cerca de 40 o 50 años. Pero espero que con campañas de sensibilización eso vaya creciendo.

Hemos centrado la conversación en el pasado y el presente, pero vamos a poner la mirada ahora en el futuro. ¿Qué cree que aportará su sucesora, Noelia García Leal, al Comisionado de Transparencia de Canarias?

Noelia García tiene una amplia experiencia en la administración pública canaria. Yo la conocí hace más de 20 años, cuando era diputada en este Parlamento y luego fue directora del Instituto Canario de Igualdad del Gobierno de Canarias, alcaldesa del municipio palmero de Los Llanos de Aridane… En definitiva, tiene una experiencia muy amplia en diferentes niveles de administración: en la Cámara autonómica, en el Gobierno de Canarias, en ayuntamientos…

Por tanto, diríamos que va a llegar al cargo con un gran conocimiento de la administración y sus problemas gracias a su bagaje, que no siempre se tiene. Pienso que es bueno que, después de muchos años, una persona ha estado en una responsabilidad concreta deje paso a que se renueve. Por eso, hace ya más de un año, incluso antes de las elecciones regionales, puse mi cargo a disposición de los parlamentarios para que consideraran renovarme.

¿Cuál cree que será el principal reto al que se enfrentará Noelia García Leal al asumir el cargo y que consejo le daría para su nueva andadura?

Yo creo que Noelia García tiene tanta experiencia que no creo que le pueda dar ningún consejo indicativo o determinante. Lo que sí voy a estar dispuesto a que me pregunte todo lo que necesite cuando quiera. Además, pienso que es bueno compartir el conocimiento porque se trata de una pequeña institución pero que beneficia a todo el mundo, al conjunto de la sociedad, ya que también hablamos de realizar el mejor uso de los fondos públicos.

Insisto en que la transparencia llega, no solamente a las 435 administraciones, sino a los miles de entidades que usan fondos públicos y, que hasta ahora, ni el resto de España ni prácticamente nadie les obliga a informar públicamente sus páginas web sobre el uso de esos fondos.

Una última pregunta. En tan sólo quince días, usted se marcha del Comisionado de Transparencia de Canarias, ¿a qué se dedicará ahora?

Me voy a jubilar y, después, ya veré que hago. Desde luego, voy a dejar de trabajar, pero no me voy a quedar parado. Retomaré un poco el oficio de periodista, para escribir y colaborar con algunas organizaciones; quizás también estudie algunas artes que siempre me han gustado y no he podido desarrollar… En definitiva, tendré una jubilación bastante activa.